Carl Marx (El capital)

En cuanto capitalista, no es más que capital personificado. Su alma es el alma del capital. Pero el capital no tiene más que un instinto vital, el instinto de valorizarse, de hacer plusvalía, de chupar con su parte constate - los medios producción - la mayor masa posible de plustrabajo.
El capital es trabajo muerto que sólo se reanima vampirescamente, chupando trabajo vivo, y que vive tanto más cuanto más chupa de ello. El tiempo durante el cual trabaja el obrero es el tiempo durante el cual el capitalista consume la fuerza de trabajo que ha comprado. Si el trabajador consume para sí mismo el tiempo de que dispone, roba al capitalista.

Epicuro (Carta a Meneceo)


Parte de nuestros deseos son naturales, y otra parte son vanos deseos; entre los naturales, unos son necesarios y otros no; y entre los necesarios, unos lo son para la felicidad, otros para el bienestar del cuerpo y otros para la vida misma. Conociendo bien estas clases de deseos es posible referir toda elección a la salud del cuerpo y a la serenidad del alma, porque en ello consiste la vida feliz. Pues actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una vez que lo hemos conseguido ya nada necesitamos de nada más. Por eso decimos que el placer es el principio y fin del vivir feliz. Pues lo hemos reconocido como bien primero y connatural, y a partir de él hacemos cualquier elección o rechazo, y en él concluimos cuando juzgamos acerca del bien, teniendo la sensación como norma o criterio. Y puesto que el placer es el bien primero y connatural, no elegimos cualquier placer, sino que a veces evitamos muchos placeres cuando de ellos se sigue una molestia mayor. Consideramos que muchos dolores son preferibles a los placeres, si, a la larga, se siguen de ellos mayores placeres. Todo placer es por naturaleza un bien, pero no todo placer ha de ser aceptado. Y todo dolor es un mal, pero no todo dolor ha de ser evitado siempre. Hay que obrar con buen cálculo en estas cuestiones, atendiendo a las consecuencias de la acción, ya que a veces podemos servirnos de algo bueno como de un mal, o de algo malo como de un bien. La autosuficiencia la consideramos como un gran bien, no para que siempre nos sirvamos de poco, sino para que cuando no tenemos mucho nos contentemos con ese poco; ya que más gozosamente disfrutan de la abundancia quienes menos necesidad tienen de ella, y porque todo lo natural es fácil de conseguir y lo superfluo difícil de obtener. Los alimentos sencillos procuran igual placer que una comida costosa y refinada, una vez que se elimina el dolor de la necesidad. Por ello, cuando decimos que el placer es el objetivo final, no nos referimos a los placeres de los viciosos -como creen algunos que ignoran, no están de acuerdo o interpretan mal nuestra doctrina-, sino al no sufrir dolores en el cuerpo ni estar perturbado en el alma. Porque ni banquetes ni juergas constantes dan la felicidad, sino el sobrio cálculo que investiga las causas de toda elección o rechazo y extirpa las falsas opiniones de las que procede la gran perturbación que se apodera del alma. El más grande bien es la prudencia, incluso mayor que la filosofía. De ella nacen las demás virtudes, ya que enseña que no es posible vivir placenteramente sin vivir sensata, honesta y justamente, ni vivir sensata, honesta y justamente sin vivir con placer. Las virtudes están unidas naturalmente al vivir placentero, y la vida placentera es inseparable de ellas.

Lucio Anneo Séneca (De la brevedad de la vida)


La mayor parte de los mortales, oh Paulino, se queja de la malignidad de la Naturaleza, por habernos engendrado para un tiempo tan breve y porque este espacio de tiempo que se nos dio se escurre tan velozmente, tan rápidamente, de tal manera, que con excepción de muy pocos, a los restantes los destituye de la vida justo cuando para vivir se están preparando. Y no es sólo la turba y el vulgo imprudente que gimen de esto que creen un mal común; también este sentimiento ha provocado quejas de claros varones. De ahí viene aquella sentenciosa exclamación del príncipe de los médicos: La vida es breve; el arte largo. De ahí también aquella acusación indigna de un hombre sabio que a la Naturaleza hizo Aristóteles, en lid con ella, a saber: que sólo a los animales les otorgó vidas con mano tan larga, que la prolongan por cinco o diez vidas, y que al hombre, en trueque, engendrado para tantas y tan grandes cosas, lo circunscribió a término tan angosto.

* Lucio Anneo Séneca ((Ideario extraído de las Cartas a Lucilio)

Max Otte (El crash de la información)

El psicólogo de la Universidad de Princeton, Daniel Kahnerman, llevó a cabo un experimento en el que realizaba mediante resonancia magnética tomografías de personas a las que preguntaba al mismo tiempo sobre cuestiones financieras. Siempre que el sujeto se decidía rápidamente por una compra o una inversión se ponía en funcionamiento el cerebro, una parte del encéfalo a la que también se llama <<cerebro reptil>>, porque sus funciones, asumidas desde hace millones de años, nos unen a través de la cadena evolutiva con los reptiles, gestionando respuestas fisiológicas rápidas ante estímulos emocionales. Ataque, defensa, huida, comer o ser comido son las cuestiones de supervivencia de las que se ocupa el cerebro. Kahnerman recibió en 2002 el premio Nobel por esas investigaciones.

Gustav Janouch (Conversaciones con Kafka)

Creo que ya no faltará mucho tiempo para que llegue el día en que tengamos que disponer de pases especiales para salir a nuestro propio patio. El mundo se está transformando en un gueto.

René Descartes (Discurso del Método )


Mi tercera máxima fue procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna, y alterar mis deseos antes que el orden del mundo, y generalmente acostumbrarme a creer que nada hay que esté enteramente a nuestro poder sino nuestros propios pensamientos.

Fernando Arrabal (Carta al Rey de España)


Los gobernantes intervencionistas obligan a todos los contribuyentes a practicar el altruismo, y, sobre todo, en el campo de la enseñanza.
Pero todo el presupuesto de la enseñanza pública, Señor, no lo paga el Estado, como los absolutistas aseguran, lo paga y lo ha pagado siempre, desde la Albania roja hasta el Chile de Pinochet, el pueblo en su conjunto, y por la fuerza. Inmoralidad ocasionadora de corrupción.

Luc Ferry (El Hombre-Dios)


El pensamiento contemporáneo se ha vuelto científico. Pero los científicos nos describen el mundo tal y como es y no como debería ser. Ninguna sabiduría emana intrínsecamente de su trabajos.




* Luc Ferry (Familia y amor)
* Luc Ferry (La revolución transhumanista) 

Marco Aurélio (Meditaciones)

Uno se alegra de una manera, otro de otra. En cuanto a mí, si tengo sano mi guía interior, me alegro de no rechazar a ni ningún hombre ni nada de lo que a los hombres acontece; antes bien, de mirar todas las cosas con ojos benévolos y aceptando y usando cada cosa de acuerdo con su mérito.

Julián Marías (Razón de la filosofía)


Mi vida me es dada, pero no me es dada hecha, sino que la tengo que hacer, es un quehacer; por supuesto, con las cosas, con el conjunto de mi circunstancia, que tengo que tener presente y sobre la que tengo que proyectar mis interpretaciones y proyectos. Ningún sistema de instintos - en el hombre, muy pobres y débiles - puede orientarme, como sucede al animal. No tengo más remedio que elegir, decir en cada instante lo que voy a hacer, el qué voy a ser; es decir, tengo que pensar. El hombre no puede vivir más que justificando lo que hace, razonando. Esto es lo que Ortega llamó desde 1914 razón vital, aquella sin la cual es imposible la vida humana.


Álex Grijelmo (La seducción de las palabras)

La palabras frías trasladan precisión, son la base de las ciencias. Las palabras calientes muestran sobre todo la arbitrariedad, y son la base de las artes.

José Ramón Ayllón (Desfile de modelos) Análisis de la conducta ética.


Cuando la modernidad vuelve la mirada al pasado y echa las cuentas, se ve forzada a reconocer como Camus que todavía "los hombre mueren y no son felices", y que las grandes esperanzas de la cultura occidental siguen siendo vanas. Entonces Marx, y luego Nietzsche, y luego Freud, sientan en el banquillo a la Razón y lanzan contra ella la acusación de incompetencia y de impostura. Nacen así las filosofías de la sospecha, cuyo objetivo se centra en relevar a la razón de su función rectora y confiar a otras instancias las riendas de los destinos humanos. Si como hombres nos es negeda la felicidad, quizá como superhombres podamos alcanzarla. Y seremos superhombres si nos atrevemos a levantar la máscara del deber, esa artimaña del débil para dominar al fuerte.

Baltasar Gracián (El hombre en su perfección)

Dejar las cosas antes que ellas nos dejen, adelantarse, es un consuelo sabio y una buena determinación

A.E. Housman (Nombre y Naturaleza de la Poesía)

Siempre he considerado la poesía como algo más físico que intelectual. Hace uno o dos años, al mismo tiempo que otras personas, recibí de Estados Unidos una encuenta en la que se me invitaba para que diera mi definición de la poesía. Contesté que me era tan difícil definir la poesía como sería para un perro definir una rata, pero que me parecía que ambos -mi encuestador y yo- reconoceríamos cualquier objeto por los síntomas que provoca en nosotros. Uno de estos síntimos fue descrito, relacionado con otra clase de objetos, por Eliphaz el Temanita, de esta manera: <<Un espíritu, una sombra pasó por mi cara, y el vello de mi carne se me puso de puntas>>. La experiencia me ha enseñado, cuando me afeito por las mañanas, a estar pendiente de mis pensamientos, porque, si una linea de poesía anda por mi memoria, mi piel se eriza de tal manera que la navaja deja de servir. Este síntoma extraño va acompañado de un escalofrio que me recorre la espina; a veces sufro otro que consiste en la sensación de un nudo en la garganta y de agua en los ojos; y hay un tercero que sólo podría describir con la ayuda de una frase de Keats, contenida en una de sus cartas, en donde dice, hablando con Fanny Brawnre: <<Cualquier cosa que me trae el recuerdo de ella me atraviesa como una lanza>>. El asiento de esta sensación es la boca del estómago.
Mis ideas acerca de la poesía necesariamente han de estar teñidas, quizá dería manchadas, por la circunstancia de que mi contacto con ella ha venido por dos lados. Decíamos antes que poesía es un término muy amplio, afortunadamente comprensivo: tan comprensivo que, por ejemplo, incluye dos libros, afortunadamente no voluminosos, escritos por mí. Sé bien cómo fueron dados a la luz; y auqnue no tenga derecho para suponer que cualquier poesía haya sido producida de la misma manera, tengo razones para creer que al menos alguna poesía, y muy buena poesía, así lo ha sido. Worsworth, por ejemplo, dice que la poesía es el desbordamiento espontáneo de poderosos sentimientos, y Burns nos ha dejado esta confesión: <<En dos o tres ocasiones de mi vida he compuesto más bien del deseo que del impulso, pero nunca satisfactoriamente>>. En síntesis, creo que la producción poética, en su primera etapa, es menos un proceso activo que uno pasivo e involuntario; y si se me olbligara, no a definir la poesía, sino a nombrar la clase de cosas a la que pertenece, yo la llamaría una secreción; ya sea una secreción natural, como la trementina en el árbol, o bien una secreción mórbida, como la perla en la ostra. Creao que mi caso, aunque no trabaje con la materia tan hábilmente como la ostra, es de la úlitma clase; pues rara vez he escrito poesía sin que me haya sentido más bien enfermo, y la experencia, si agradable, por lo general ha sido agitada y agotadora. Y sólo para que ustedes vean lo que hay que evitar, les daré una somera idea del proceso.

Josep Pla (Lo que hemos comido)


Yo nunca he sido cocinero. No tengo la menor idea sobre recetas culinarias. Lo que me interesa de la cocina son los resultados, la eficacia. Nunca he sido ni un gourmet ni un gourmand. Mi capacidad de absorción de alimentos siempre ha sido muy precaria. Es probablemente éste el motivo por el que he llegado a vivir algunos años. Estos papeles los escribo habiendo cumplido los setenta y cuatro años, que ya son muchos. Mi ideal culinario es la simplicidad, compatible en todo momento con un determinado grado de sustancia. Pido una cocina simple y ligera, sin ningún elemento de digestión pesada, una cocina sin taquicardias. El comer es un mal necesario y, por tanto, se ha de airear.


George Orwell (1984)


Lo que el Partido sostiene que es vedad es efectivamente verdad. Es imposible ver la realidad sino a través del Partido. Éste es el hecho que tienes que volver a aprender, Winston. Para ello se necesita un acto de autodestrucción, un esfuerzo de la voluntad. Tienes que humillarte si quieres volverte cuerdo.
Después de una pausa de unos momentos, prosiguió:
-¿Recuerdas haber escrito en tu Diario "la libertad es poder decir que dos más dos son cuatro?"
-Si-dijo Winston.
O´Brien levantó la mano izquierda, con el reverso hacia Winston, y escondiendo el dedo pulgar extendió los otros cuatro.
-¿Cuántos dedos hay aquí, Winston?
-Cuatro.
-¿Y si el Partido dice que no son cuatro sino cinco? Entonces cuántos hay?
-Cuatro.
La palabra terminó con un espasmo de dolor. La aguja de la esfera había subido a cincuenta y cinco. A Winston le sudaba todo el cuerpo. Aunque apretaba los dientes, no podía evitar los roncos gemidos. O´Brien lo contemplaba, con los cuatro dedos todavía extendidos. Soltó la palanca y el dolor, aunque no desapareció del todo, se alivió bastante.
-¿Cuántos dedos, Winston?
-Cuatro.
La aguja subió a sesenta.
-¿Cuántos dedos Winston?
-¡¡Cuatro!! ¡¡Cuatro!! ¿Qué voy a decirte? ¡Cuatro!
La aguja debía marcar más, pero Winston no la miro.
El rostro severo y pesado y los cuatro dedos ocupaban por completo su visión. Los dedos, ante sus ojoa, parecían columnas enormes, borrosos y brillantes, pero seguían siendo cuatro, sin duda alguna.
-¿Cuántos dedos, Winston?
¡¡Cuatro!! ¡Para eso, para eso! No sigas, es inútil!!
¿Cuántos dedos, Winston?
-¡Cinco,¡ Cinco! ¡Cinco!
-No, Winston, así no vale. Estás mintiendo. Sigues creyendo que son cuatro. Por favor, ¿cuántos dedos!
-¡¡Cuatro!! ¡¡Cinco!! ¡¡Cuatro!! Lo que quieras, pero termina de una vez. Para este dolor.

J. W. Goethe (Las afinidades electivas)


Es una sensación tan agradable ocuparse de algo de que sólo se es capaz a medias, que nadie debería reprender al aficionado cuando se entrega a un arte que nunca aprenderá, ni habría que censurar al artista cuando, saliendo de los límites de su arte, se complace en un terreno limítrofe.


Slavoj Žižek (Sobre la violencia) Seis reflexiones marginales


La experiencia que tenemos de nuestras vidas desde nuestro interior, la historia que nos narramos acerca de nosotros mismos para poder dar cuenta de lo que hacemos, es fundamentalmente una mentira. La verdad está fuera, en lo que hacemos.



Paul Valéry ( Mi Fausto)


Esta es mi obra: vivir. ¿No es todo? Pero hay que saberlo. No se trata de encontrarse en este elevado altiplano de la existencia, sin saberlo. ¡Cuántas aventuras, razones, ilusiones y errores para alcanzar la libertad de ser lo que se es, nada más que lo que se es! ¿Qué es la perfección sino la supresión de todo lo que nos falta.? Lo que nos falta está siempre de más.




* Paul Valéry (De Poe a Mallarmé)
* Paul Valéry (Piezas sobre arte)
* Paul Valéry (La idea fija)

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