El general dice a sus tropas: <<Que cada uno haga como si la lucha entera no dependiera más que el él>>. El pensamiento complejo nos dice: cada uno se encuentra comprometido con la lucha entera en el juego de las innumerables interretroacciones.
Sabemos que toda resistencia llama a la autonomía de cada uno y a su toma de responsabilidad personal. Sabemos que todas crisis necesita las cualidades personales de inteligencia e inventiva, y tanto más en cuanto atrae las ilusiones, las drogas ideológicas, las <<chivo-expiaciones>>. Hemos visto que una verdadera revolución no puede ser más que multidimensional y que necesita varios cambios simultáneos. La Revolución del tecer milenio no tiene fórmula, ni receta. Todo puede comenzar no sabemos por dónde, todo debe comenzar por todas partes, por varios lados, hace falta que varios comienzos se operen juntos, se sincronice, se sinergicen, formen torbellino.
Por tanto, allí donde el guión no está ready made, allí donde el azar y la incertidumbre planean sobre los comienzos y los desarrollos, allí donde la iniciativa y la inteligencia vuelven a ser actores, entonces cada uno, donde se encuentre, en su lugar propio, debe sentirse concernido de nuevo. Cada uno debe comenzar a comenzar, aunque sea consigo mismo. Como dice a su manera G. Leakey (Strategy for a living revolution): <<Somos criaturas del viejo sistema, que queremos, sin embargo, ayudar a construir el nuevo sistema: uno de nuestros programas debe ser nosotros mismos>>.
Cada uno actúa y interactúa, inconscientemente, en el devenir. La desaparición del mesías histórico restituye a todos y a nadie, a cada <<buena voluntad>>, su rol y su misión. Cada uno se encuentra desde este momento conminado, no ya a delegar su fe en el Partido portador de Verdad histórica, sino a acceder a la conciencia genérica y general de la humanidad. Aquí volvemos a encontrar en bucle los problemas fundamentales de los que trata este libro: cómo saber ver, saber pensar, saber pensar el propio pensamiento, saber actuar, y esto, no sólo por sí mismo, sino por la tarea más grandiosa jamás encontrada por el hombre: la lucha simultánea contra la muerte de la especie humana y por el nacimiento de la humanidad.
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