Puede decirse que la historia del nihilismo coincide con la historia de la sociedad que llamamos moderna, sobre todo en su último tramo a lo largo del siglo XX, y refleja una larga cadena de desilusiones, de pérdida de fe en las grandes promesas: la fe en la libertad (y en el carácter moral, esencialmente bueno, de la naturaleza humana) cayó con el Holocausto; la fe en la igualdad cayó con la descomposición de los países socialistas del este de Europa y en particular de la URSS, la fe en el liberalismo económico sufrió un duro revés con las crisis económicas y ecológicas -1929,1973-; la fe en el progreso de la humanidad cayó con el agrandamiento de las diferencias entre ricos y pobres, dentro y fuera de los países más desarrollados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario