Fernando Savater (Diccionario filosófico)


Enfermedades.
La mayor diferencia entre un enfermo real y un enfermo ideológico es que el primero quiere que le curen a él y el segundo reclama la curación de la sociedad. V. gr.: un diabético acepta dejar de tomar dulces pero no pretende que se cierren las pastelerías, un albino con trastornos en la vista se pone gafas oscuras pero no exige que todos las lleven ni argumenta contra la luz del sol, etc., mientras que el alcohólico propone que se prohíban las bebidas espirituosas, el ludópata que se supriman las máquinas tragaperras o los bingos, el heroinómano en vías de regeneración clama contra la despenalización de la heroína y el sexoadicto defiende la abolición de la pornografía y la minifalda.
La pregunta ahora es: que algo sea declarado "insano" "patógeno" ¿resulta razón suficiente para justificar su prohibición. En nuestra época por lo visto sí, aunque con restricciones: la OMS proscribe el vino porque a veces interviene en los accidentes de circulación, pero no recomienda prohibir los automóviles, que intervienen siempre. Lo insalubre depende mucho de la rentabilidad laboral, mercantilista y domesticadora del producto en cuestión.

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