Cuando digo que hay demasiados libros, quiero decir que hay demasiados para cada individuo. Con el fin de alcanzar la categoría de ciudadano del mundo contemporáneo bien informado y actualizado, un hombre debe leer tantos libros que es casi imposible que pueda haber leído alguno de ellos apropiadamente.
Estamos en peligro de sacrificar la calidad de la lectura a la cantidad, el peligro de leer demasiado y demasiado rápido como para estar en posición de juzgar lo que leemos.
<<Un gusto preciso en poesía, como en las otras artes, es un talento adquirido, que sólo puede producirse mediante un pensamiento riguroso y un prolongado intercambio con los mejores modelos de composición>>. Esta es la opinión de Wordsworh. Si está en lo correcto -y en lo que a mí respecta lo está- la perspectiva para la cultura contemporánea no es muy reconfortante. Porque los hábitos de lectura indiscriminada y excesiva, como se da en el presente en casi todos los casos entre los más cultivados, rara vez son compatibles con un pensamiento riguroso o un continuo intercambio con los mejores modelos.
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