Otro de los males que afligen al hombre contemporáneo es la búsqueda ilimitada del bienestar material como sucedáneo de la felicidad espiritual, liquidada como un sueño del pasado quimérico e inexistente.
¿No tendemos a evitar la pronunciación de la palabra <<felicidad>>?
¿ No la usamos siempre tímidamente, casi avergonzándonos, como si perteneciera al léxico de las ilusiones de la juventud, éso es, a aquellas ilusiones que el maduro hombre racional ya no tiene derecho a mantener?
Así, aquella que un tiempo era llamada la <<felicidad>> del plano espiritual queda rebajada al plano material y físico, ésta consistiría, exclusivamente, en la posibilidades de fluir de bienes materiales en el mayor número posible y en la implicación del mayor número posible de personas en tal fruición.
1 comentario:
Es curioso que el progreso tecnológico sea inverso al progreso de lo espiritual,la tecnología se ha construido a costa de la degradación de la condición humana y con ello de sus anhelos e ideales
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