La vejez desaparecerá y sólo morirán, por tanto, cuerpos jóvenes, operados, clonados, injertados, inyectados, con lo que la muerte habrá mejorado definitivamente de cara. Pero también, incluso, de olor; porque ahora los laboratorios japoneses Shiseido, unos de los mayores del mundo, venden un perfume destinado a borrar lo acuñado como el aging odor (el olor de la edad). Una peste debida, según las investigaciones del mismo laboratorio, a la segregación del ácido palmitoleico que se empieza a emitir a los treinta años y es diez veces más abundante en una persona de setenta años que en otra de cuarenta. El mundo dejará así, también, de revelarse inmundo.
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