Eduardo Mendoza (Sin noticias de Gurb)


23.00 Ceno solo en el restaurante chino de la esquina. Puesto que soy el único comensal, el dueño del establecimiento se sienta e mi mesa y me da conversación. Se llama Pilarín Kao (lo bautizó un misionero desaprensivo) y es natural de Kiang-Si. De niño emigró a San Francisco, pero se equivocó de barco y llegó a Barcelona. Como no ha aprendido el alfabeto latino, todavía no se ha percatado de su error, ni yo hago nada por sacarle de él. Se ha casado y tiene cuatro hijos: Pilarín (el primogénito), Chiang, Wong y Sergi. Trabaja de sol a sol, de lunes a sábado. El domingo es su día de asueto y lo dedica a buscar el Golden Gate (en verano) en compañía de su familia. Me dice que su ilusión es volver a China; que para eso trabaja y ahorra. Me pregunta a qué me dedico yo. Para no liarle, le digo que soy cantante de boleros. Ah, a él le gustan mucho los boleros, dice, porque le recuerdan a Kiang-Si, su añorada patria. Me invita a una copita de aguardiente chino, que él mismo fabrica destilando lo que la clientela se deja en los platos. Es un líquido de color marrón, algo espeso, de sabor indefinible, pero muy aromático.

00.00 Cantamos Bésame mucho. Otra copita.
00.05 Cantamos Cuando estoy contigo. Otra copita.
00.10 Cantamos Tú me acostumbraste. Otra copita.
00.15 Nos hacemos coletas de fideos, cantamos Anoche hablé con la luna y salimos en busca del Golden Gate. Para animar la travesía, me llevo la botella.
00.30 Bajamos por la calle Balmes cantando De nuevo frente a frente y preguntando a todo el mundo si alguien ha visto un puente colgante. ¡Qué risa!
00.50 Nos sentamos en la puerta del banco Altántico y cantamos Cuidado con tus mentiras. Lloramos.
01.20 Nos sentamos en las escaleras de la catedral y cantamos Permíteme aplaudir por la forma de herir mis sentimientos. Lloramos.
01.40 Nos estiramos en el suelo de la plaza de San Felipe Neri y cantamos Más daño me hizo tu amor. Lloramos.
02.00 Damos vueltas a la Sagrada Familia cantando a voz en cuello. El Golden Gate no aparece por ninguna parte, pero a la tercera vuelta se asoma Subirachs a un ventanuco a ver qué pasa. Le cantamos Voy a apagar la luz para pensar en ti.
02.20 Paramos un taxi, subimos y le pedimos al taxista que nos lleve a China. En el taxi cantamos Se me olvidó que te olvidé.
02.30 El taxista nos deposita en la puerta de la comisaría y encima nos cobra la carrera. No le damos ni un real de propina.
02.55 Amonestado por la autoridad, regreso a casa. Subo las escaleras a cuatro patas. Quiera Dios que mi vecina no me vea en esta condición tan degradada.
03.10 Todo me da vueltas. Mascullo unas oraciones y me meto en la cama. Todavía sin noticias de Gurb.

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