Rafael Corazón (Por qué pensar si no es obligatorio)

PRÓLOGO

Decía Kant, tomándolo de los clásicos: *sapere aude!, y lo tomaba como lema de la Ilustración. Pero el propio Kant acabó en el agnosticismo y, en último término, en el escepticismo: al negar la posibilidad de la metafísica, dio paso a las ideologías, en las que la verdad no cuenta.

Las ideologías actuales tienen vocación de gobierno: quieren mandar, pero olvidándose del bien común; buscan imponerse e imponer sus ideas, sus slogans, sus prejuicios. Y lo hacen con violencia -a veces física, y siempre moral, descalificando a quien no se someta al <<pensamiento único>>-. Son ya famosas frases como <<quien se mueva no sale en la foto>>, o descalificaciones como <<homófobo>>, <<fascista>>, <<intransigente>>, etc., con las que se intenta descalificar -callar- a quien se atreva a pensar y más si, cuando lo hace, busca la verdad. La verdad, se ha dicho, no debe guiar al hombre, sino al contrario; con frase que suena a blasfema, se defiende que <<la libertad nos hará verdaderos>>, porque la verdad se construye o se inventa, pero no existe.

¿Es obligatorio pensar? Para el hombre sí. Si no lo hace, otros lo harán por uno, o bien, serán los instintos y las pasiones más bajas las que tomarán las riendas de la vida. Pero para pensar primero hay que estudiar: saber qué han dicho los demás, cómo lo han hecho, qué errores han cometido y qué verdades han alcanzado. Si se pretende empezar de cero se incurre en multitud de errores ya rechazados. Por desgracia, la Ilustración quiso ser un nuevo comienzo: borró la pizarra de la historia y <<empezó a pensar>> sin prejuicios, pero también sin ideas. Y hoy, después de varios siglos, hemos llegado a la conclusión de que todo es relativo, que el hombre no existe sino que se hace, que la verdad es conflictiva. Lo único <<verdaderamente>> válido es algo que se escribió hace muchos siglos -no menos de 25, aunque lo desconozcan quienes creen haberla descubierto ahora-: <<comamos y bebamos que mañana moriremos>>.
Repasar lo que se ha dicho sobre el hombre, lo que puede tener valor perenne acerca de él, no es una tarea inútil. Hoy es muy necesaria. Y <<descubriremos>> grandes novedades.

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En realidad, la ideología de género tiene un transfondo más complejo, pues va unida a la llamada <<liberación de la mujer>>, es decir, a la ideología de origen marxista que busca -más bien habría que decir que necesita- liberar siempre a alguien para poder seguir existiendo. El marxismo, en principio, buscaba la liberación de la clase obrera, y dio lugar a diversas corrientes o movimientos políticos, especialmente tres: el comunismo, el socialismo y la social-democracia.

Pero con la caída del llamado <<socialismo real>>, es decir, de la Unión Soviética -caída que no fue provocada desde el exterior sino que fue un hundimiento del sistema por inconsistencia-, las ideologías de inspiración marxista se quedaron, en cierto modo sin objeto. Resultaba que la clase obrera vivía mejor en las democracias liberales que en las autodenominadas <<repúblicas democráticas>>: en occidente tenían sindicatos libres, seguros sociales, derecho a la huelga, etc., cosas de las que carecían en los países comunistas.

Al quedarse sin <<objeto>>, tuvieron que buscar a otras personas <<oprimidas>> a las que liberar o, de lo contrario, la ideología dejaba de tener su razón de ser. El nuevo objeto lo encontraron en la mujer, a la que consideraron ahora como <<proletaria del proletario>>; en efecto, mientras el obrero está trabajando en la fábrica, en casa su mujer trabaja <<gratuitamente>> para él: le lava la ropa, hace la comida, limpia la casa, etc., y, sobre todo, es objeto sexual del obrero. La conclusión inmediata fue la siguiente: la liberación de la mujer es la libertad sexual de la mujer.

El matrimonio y la familia <<atan>> a la mujer de tal modo al varón que le impiden <<realizarse>> en todos los ámbitos de la vida, pero, especialmente, en el campo sexual; la maternidad la mantiene <<esclavizada>> a las tareas del hogar, la somete al varón y hace imposible que desarrolle sus capacidades. En definitiva: el matrimonio tal y como se ha entendido <<tradicionalmente>> es el enemigo número uno de la liberación de la mujer.

Ideología de género y liberación de la mujer van unidos; no pueden separarse porque son las dos caras de la misma moneda. Si el varón puede desarrollar su actividad sexual sin responsabilidad, sin temor a embarazos, etc., ¿por qué no poner los medios para que la mujer pueda hacer lo mismo? Si desea tener hijos, debe ser libremente, con quien quiera y cuando quiera; pero si no lo desea, deben proporcionársele todos los medios para <<liberarla>>. Con mayor motivo debe quedar libre de todo compromiso conyugal y familiar; la libertad es lo primero, y la libertad no admite compromisos de por vida. La sociedad sin clases del marxismo <<clásico>> es sustituida ahora por la sociedad sin sexo: el nuevo paraíso en la tierra, la liberación absoluta. La sexualidad, elegida libremente, es la que debe <<modelar>> la sociedad y las relaciones humanas.

* <<Atrévete a saber>> o <<ten el valor de usar tu propia razón>>.

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