¡Por fin! Se acabaron los objetos referenciales, las lineas, los colores, las formas, los contornos, los pigmentos, las pinceladas, las evocaciones, los marcos, las paredes, las galerías, los museos, se acabó el realismo, se acabó la torturada contemplación de la endiosada Pintura Plana, ya no se necesita audiencia, sino un "destinatario" que pueda ser o no ser una persona y puede estar allí o no, se acabó la proyección del ego, tan sólo el "artista", en tercera persona, que puede ser o no ser alguien, ya que nada se le pide, ni siquiera la existencia, perdida en el mundo subjuntivo; momento de abdicación absolutamente desapasionada, de abandono despreocupado, en el que el arte llevó a cabo su pirueta fina, ascendió más y más arriba por una espiral sin fin que sólo decrecía para estrecharse y, en un acto final de libertad, en una última reacción vital previa al estado fósil, desapareció en la cima de su apertura fundamental... ¡ y surgió por el otro extremo convertido en Teoría del Arete...! Teoría del arte pura y simple, palabras escritas en una página, literatura que la mirada no puede mancillar; plana, más plana que nada, la Más Plana, una visión invisible, inefable, como los ángeles y las Animae Mundi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario