Vicente Verdú (La ausencia)


Los políticos de la llamada <<democracia representativa>> son ya como llagas de un organismo al que solamente le falta un paso más para ingresar en la unidad de quemados.
Nadie, en fin, en sus cabales sería capaz de esperar nada interesante e innovador de los partidos de hoy, que ya en la misma apariencia de sus líderes manifiestan su pertenencia a una rancia y desteñida grey. Moda revenida en el estilo de sus lenguajes, en el contenido de sus ideologías o en la palabrería de sus arengas, detalles de un pensamiento intelectual, cuando parece existir, incapaz de hacerse cargo del actual estilo del mundo.
Así que apenas hay nada más fantasmal en nuestro días que ese grotesco desajuste entre la sociedad del siglo XXI y su sistema político envejecido.
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Hay música para bailar, música para amar, música para recordar, según se proclama en las emisoras de radio. Falta además enumerar la especie destinada a no estar. No estar ante los demás. Y no ya aislándose a la manera de encerrarse en una habitación, sino música para recibir, como una inoculación auricular, la anulación de lo real o obtener el efecto de no sentir siquiera al yo, disuelto en la melodía. No sentir el latoso yo del famoso jugador de fútbol, por ejemplo, y anularse en la completa turbación del oído, tal com parece que le ocurre a los futbolistas cuando bajan del autocar.
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La pérdida del placer, por súbita que sea, se registra como un regreso a la común realidad, pero la ausencia repentina del insufrible dolor dibuja una ausencia primordial, tal como si su retirada abriera un solar de vida y muerte soleadas. Una existencia, en fin, tan soportable (o <<nadable>>) como la nada. Tras la desaparición del dolor, en suma, nace un vacío ahora sin habla, sin reflexión, sin mente, que nos deja anestesiados y abandonados en la inocencia. Tan puros que el efecto se asemeja al de haber sido expurgados de todo lazo con los detritus de la vida, felizmente muertos o recién nacidos en un océano sin dimensión.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay música para no escuchar la música , (la de los futbolistas) ¿Pero todavía hay?.

Anónimo dijo...

Vicente Verdú, es genial

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