Los gobernantes intervencionistas obligan a todos los contribuyentes a practicar el altruismo, y, sobre todo, en el campo de la enseñanza.
Pero todo el presupuesto de la enseñanza pública, Señor, no lo paga el Estado, como los absolutistas aseguran, lo paga y lo ha pagado siempre, desde la Albania roja hasta el Chile de Pinochet, el pueblo en su conjunto, y por la fuerza. Inmoralidad ocasionadora de corrupción.
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