PODER DE CONTROL
La consolidación del régimen financiero a través de la industria de plataformas no puede ser concebida solo como un suceso de orden económico. Antes, bien, la explotación comercial de la información es resultado de la capacidad de garantizar, sobre la base de tecnologías digitales, una conversión recíproca entre poder y capital; con la expansión hacia otros ámbitos comerciales se cultivan las fuerzas productivas de nuevas tecnologías de gobierno. En su estudio sobre la crítica del capitalismo digital, Philipp Staab advierte sobre las conexiones e identifica un punto angular esencial para la ampliación de las formas de poder asociadas a la economía de la información en el surgimiento de "mercados propietarios". Así como la financiarización de la economía mundial fue una reacción a las debilidades del crecimiento y a las crisis de acumulación desde los años setenta, el formato actual de empresas líderes en el capitalismo digital —como Google, Apple, Facebook y Amazon— es producto de una creciente saturación de mercado, de las agitaciones de los años 2000 y 2007/2008 y de una simbiosis con la industria financiera; además, responde al problema de cómo capitalizar bienes no rivales y no escasos, esto es, a la pregunta de cómo volver escasa, y con ello lucrativa, la disponibilidad de los productos de la información generados con un costo marginal mínimo. A diferencia de las empresas monopolistas del capitalismo industrial, los nuevos monopolios digitales no operan en los mercados, sino que se fusionan con el orden económico y financiero actual, de un modo similar a lo que en algún momento hicieron los corredores de bolsa de las plataformas bursátiles y comerciales al crear y establecer mercados financieros específicos.
De este modo, diversas prácticas de negocios se han ido igualando cada vez más en la tendencia a incrementar el número de las aplicaciones generadoras de datos, multiplicándose y permeando todo el ámbito de operaciones del software y del hardware, incluso alcanzando la provisión del mundo analógico. Los motores de búsqueda se expanden hacia la fabricación de hardware, el comercio electrónico y los mercados financieros; los servicios de envíos operan motores de búsqueda, nubes de datos y negocios bancarios; los fabricantes de teléfonos inteligentes entran al mercado de los servicios de streaming o de finanzas; las redes sociales, a su vez, ofrecen productos de datos, de información y de finanzas e intentan convertirse en sistemas de pago. Sin embargo, lo que se comercializa en particular aquí, con estos productos y servicios, son infraestructuras y, por ende, dependencias; los "ecosistemas sociotécnicos" o "metaplataformas" resultantes se caracterizan por estructurar el Internet comercial como un sistema de mercados jerarquizados. Siguiendo agresivas estrategias de expansión, estas empresas han ampliado el espectro de sus ofertas mediante inversiones y adquisiciones, y han obtenido, mediante efectos de red, una amplia inclusión de usuarios y consumidores. Asimismo, al mediar entre productores y consumidores, crean y administran la competencia y generan rendimientos a partir de provisiones, habilitando y controlando los accesos al mercado.
[...] Aun cuando la polis de la solución y su sociotopo poseen carácter embrionario y avanzan hacia su realización futura a diverso ritmo, en diversas variantes, con diversos grados de violencia y en diversas asociaciones según las distintas regiones del mundo, podemos reconocer allí una tendencia en la que las relaciones históricamente variables —críticas o conflictivas— entre capitalismo y la democracia del Estado de derecho amenazan con transformarse en una rígida oposición Esto no es solo reconocible en las recientes formas de governance, en la expansión de prácticas de control y en la múltiples fusiones informales entre poderes públicos y privados bajo el signo del régimen financiero e informal, sino también en una dinámica en la que se establecen estructuras pseudo o paraestatales en el ámbito de las empresas pertenecientes al capitalismo de plataformas. Según la evolución de ciertos mercados propietarios y sus infraestructuras, la frontera entre la supervisión estatal y los procesos de mercado ha migrado hacia el interior de las prácticas de mercado mismas, determinando una forma empresarial que puede identificarse como un retorno de los consorcios mercantilistas del principio del capitalismo bajo las condiciones actuales. Al igual que las grandes compañías comerciales del siglo XVII —como la holandesa Veernigde Oostindische Compagnie o la británica East India Company— estaban orientadas ala supresión de la competencia y a la monopolización del comercio de larga distancia, asociando así los negocios privados con competencias soberanas y los intereses del capital con el ejercicio de derechos de soberanía, así también el "mercantilismo privatizado" de la industria de las plataformas está caracterizado por dirigir sus inversiones a la formación de monopolios, a la limitación de la competencia y al dominio de infraestructuras sociales. De este modo, se colonizan áreas que, en tanto reservas de soberanía, funciones políticas centrales o tareas del Estado de bienestar, hasta entonces habían pertenecido a los dominios de las formas estatales modernas. Estas funciones van desde el cuidado de los bienes públicos y la satisfacción de las necesidades de protección y seguridad hasta la financiación de los sistemas de educación y previsión social. En este sentido, acaso sea posible hablar de soberanías de plataformas y de un devenir-Estado de las máquinas de la información; no en último término, la emergencia pandémica desde principios de 2020 ha vuelto visible hasta qué punto la expansión de las empresas de plataformas (como ganadoras principales de la pandemia) y la transferencia de poder asociada a esta evolución se ha extendido, ya desde hace tiempo, a los servicios públicos, al vínculo con tareas soberanas y administrativas, pero también a los negocios con el bealthcare, la asistencia médica y las necesidades generales de prevención. Amazon y Apple manejan clínicas, Amazon ofrece además un seguro de salud y una vigilancia médica constante, Google y Apple cooperan en el desarrollo de apps de pandemia, Facebook provee disease prevention maps [mapas de prevención de enfermedades] y suma a la vigilancia política de la salud una alarma Covid-19. El Project Baseline de Google —una amplia colección de datos sobre los ritmos del sueño, las excreciones, la presión arterial, el pulso y el líquido lacrimal de pacientes ambulatorios y en internación— combina la entrada en el mercado de la salud con la oferta de un servicio de prevención médica universal. La fobia liberal respecto del Estado proveedor se ha transformado en la celebración libertaria de la empresa previsora.
En vista de la expansión de este tipo de estructuras empresariales paraestatales, resulta coherente que se haya intentado cerrar el círculo entre financiarización, informatización y poder de control, relacionando la ocupación privada de facultades soberanas con el orden económico en general y perfeccionando el paso de un sistema financiero dirigido por gobiernos hacia otro dirigido por el mercado. Así como la industria financiera fue atraída por las posibilidades de la economía de la información, ahora las empresas de plataformas avanzan sobre el negocio financiero; en este proceso, los lucrativos proyectos para la creación de sistemas privados de pago y dinero adquieren una función rectora en la medida en que apuntan a una desnacionalización de la moneda. Desde hace tiempo, las ofertas de servicios de pago, junto con los fondos de inversión y los instrumentos de financiación, son los propulsores y componentes esenciales de las empresas de plataforma, tanto de Estados Unidos como de China. Estas empresas tienen la ventaja de ofrecer los datos más confiables para la colocación selectiva de productos y publicidad, y al mismo tiempo permiten que el circuito de pagos internacional descentralizado sea vigilado centralmente, según muestran los ejemplos de Alibaba Alipay y Tencents Wechat Pay en China, o Visa, Mastercard, PayPal, Apple Pay y Amazon Pay exclusivamente Estados Unidos. Ya PayPal había sido presentada con el propósito de crear una suerte de "moneda de Internet" que suplantara al dólar estadounidense en el servicio de pagos internacionales y eludiera los monopolios monetarios estales. Continuando y profundizando esos proyectos, la superposición de prácticas de la esfera económica privada y la gubernamental en la economía de plataformas ha creado ahora nuevas iniciativas financiero-económicas, de las que se esperan más inclusiones asociadas a abundantes beneficios.
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