Mary Kaldor (La sociedad civil global) Una respuesta a la guerra

Quien crea que los dos sistemas hoy están enfrentados uno a otro, ha sido víctima de la metafísica secularizada de nuestra civilización, que busca un duelo entre Dios y Satanás en lo que, después de todo, es sólo un juego (G. Konrad).

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Havel escribió:
<<El sistema postotalitario es sólo un aspecto -un aspecto especialmente drástico y por tanto más revelador de sus orígenes reales -de la incapacidad general del hombre moderno de ser amo de su propia situación. El automatismo del sistema postotalitario es simplemente una versión extrema del automatismo global de la civilización tecnológica. El fracaso humano que refleja es sólo una variante del fracaso general de la humanidad... Parece que las democrácias parlamentarias tradicionales no pueden ofrecer una oposición funtamental al automatismo de la civilización tecnológica y la sociedad de consumo industrial, porque también ellas se ven arrastradas sin remedio. La gente está manipulada de maneras que son infinitamente más sutiles y refinadas que los métodos brutales utilizados en sociedades postotalitarias. En una democrácia, los seres humanos pueden gozar de muchas libertades y seguridades personales que nos son desconocidas, pero al final no les hacen ningún bien, porque también ellos son finalmente víctimas del mismo automatismo, y son incapaces de defender sus intereses sobre su proipia identidad o de impedir su trivialización o de transcender las preocupaciones sobre su supervivencia personal para convertirse en miembros orgulloso y responsables de la polis, haciendo una contribución genuina a la creaciópn de su destino>>

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La literatura sobre movimientos sociales tiende a hacer la distinción entre <<viejos>> y <<nuevos>> como en la tabla 4.1. Los <<viejos>> suelen ser de carácter obrero o para la autodeterminación, como los movimientos nacionales del siglo XIX o los anticoloniales. Eran movimientos de masas que se dirigían al Estado y se organizaban jerárquicamente, con sus comités ejecutivos, presidentes y secretarios generales. Utilizaban el repertorio moderno de protesta: peticiones, manifestaciones y huelgas. Los <<nuevos>> movimientos sociales suelen considerarse descendientes de las revoluciones estudiantiles de 1968. Les preocupan temas nuevos: los derechos humanos, la pariedad entre sexos, el medio ambiente o la paz. Expresan las fustraciones políticas de una nueva clase media culta o empleados de alto nivel: especialistas en TIC (tecnologías de la información y las comunicaciones) o profesionales vinculados al ámbito asistencial (médicos, conferenciantes, trabajadores sociales), ocupaciones generadas por el postindustrialismo y el Estado del bienestar. Son pioneros de nuevas formas de organización horizontal y nuevas formas de protesta que utilizan los medios de comunicación, especialmente la televisión. Mientras los <<viejos>> movimientos aspiraban a persuadir a los estados para que actuaran y, en el proceso, ayudaban a fortalecerlos, los <<nuevos>> están mucho más preocupados por la autonomía individual, por la resistencia a la intromisión del Estado en la vida cotidiana. Claus Offe sostiene que los <<nuevos>> movimientos representan una demanda de democracia real. <<Entre las princiaples innovaciones de los nuevos movimientos, en contraste con el movimiento obrero, se encuentra una ideología crítica con la modernidad y el progreso, estructuras organizativas descentralizadas y participativas, una defensa de la solidaridad interpersonal contra las grandes bucocrácias, y la reclamación de espacios autonónomos más que ventajas materiales>>

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