Roberto Vaquero (Por qué el obrero vota a la derecha) La deriva suicida de la izquierda

Mayo del 68

Los hechos acaecidos durante el Mayo del 68 han sufrido una romantización por parte de la izquierda actual, que distorsionando la realidad describen lo allí sucedido como una especie de revolución en la que estuvo a punto de cambiar todo, cuando la realidad dista mucho de este relato. Hasta algunos de sus participantes principales han hablado del proceso como algo espontáneo, sin una dirección clara ni objetivos concretos [...]

Crítica ideológica al proceso y sus repercusiones

El historiador marxista Eric Hobsbawm señaló la extracción burguesa de los participantes de este movimiento y también que la Policía no reprimía a los jóvenes estudiantes de la misma forma en que lo hacía con las movilizaciones de los obreros franceses. Además expresó lo siguiente sobre el supuesto marxismo que defendían los jóvenes de las protestas, o por lo menos muchos de ellos:

    Era un marxismo peculiar, con una orientación universitaria, combinado con otras modas académicas del momento y, a veces, con otras ideologías, nacionalistas o religiosas, puesto que nacía de las aulas y no de la experiencia vital de los trabajadores. De hecho, tenía poco que ver con el comportamiento político práctico de estos nuevos discípulos de Marx, que normalmente propugnaban la clase de militancia radical que no necesita de análisis alguno.

[...] Para Clouscard, en mayo del 68 se llevó a cabo un nuevo reparto del poder que cimentaría el dominio de la burguesía a las cotas más elevadas hasta ese momento. Aunque él se refería a Francia, este reparto se extendió a los demás países:

    Mayo de 1968 anunció además el reparto del pastel entre los tres poderes constitutivos del consenso actual: liberal, socialdemócrata, libertario. Al primero se le devolvió la gestión económica, al segundo la gestión administrativa, al tercero la de las costumbres transformadas en necesidad del mercado del deseo. Tenemos así la nueva Francia.

    Ese trío consensual no es monolítico. Al contrario: es un sistema inestable siempre recomenzando alianzas, intercambios, compromisos. Y cada término no accede al poder más que en la medida que los otros lo consienten: la lengua de palo lo llama <<tolerancia>>.
    
    Así es en el nuevo orden. Los tres principios constitutivos y antagónicos de Francia se reconcilian hipócritamente en un renegar común de los valores originales. La producción capitalista administrada por los políticos de la alternancia y de la cohabitación se consume según el modelo libertario. Esto se llama también fin de los valores, de la historia y negación de la lucha de clases.

Con este nuevo reparto, la ideología de la nueva izquierda cimentó la dominación y los intereses económicos de los de siempre, consiguiendo que se abandonara la lucha de clases por parte de la mayoría de las organizaciones de izquierdas o revolucionarias, enfocándose estas en luchas parciales estériles, en defender a supuestas minorías y en hacer el juego al sistema con sus modas inútiles y la estética de la revolución. Clouscard enunció una frase que define de forma magnífica lo que representó el proceso de Mayo del 68 y la ideología de la nueva izquierda que se convirtió en hegemónica gracias a él: <<Todo es permitido, pero nada es posible>>.

Otro de los grandes críticos de las protestas, también desde la izquierda, fue Pier Paolo Pasolini, cineasta, escritor y columnista italiano. Él señaló a los estudiantes de las protestas como <<niños de papá>> y pertenecientes a la burguesía. Llegó a defender a los policías que reprimían en los disturbios, ya que al menos eran hijos de obreros. Dejó escrito lo siguiente:

(...) Ahora los periodistas de todo el mundo (incluidos los de la televisión)
les lamen (como creo que aún se diga en el lenguaje de las universidades) el culo. Yo no, amigos.
Tienen caras de hijos de papá.
Buena raza no miente.
Tienen el mismo ojo ruin.
Son miedosos, ambiguos, desesperados
(¡muy bien!) pero también saben cómo ser
prepotentes, chantajistas y seguros:
prerrogativas pequeño-burguesas, amigos.
Cuando ayer en Valle Giulia pelearon
con los policías,
¡yo simpatizaba con los policías!
Porque los policías son hijos de pobres (...)

La izquierda tras Mayo del 68

Tras Mayo del 68, la mayoría de los partidos de izquierdas, los sindicatos e incluso los partidos comunista se vieron infectado, unos más rápido que otros, por la nueva ideología de la izquierda. Fueron abandonando las posiciones de clase para defender una teoría o conjunto de ellas, que bajo pretextos y formas supuestamente revolucionarias o progresistas han realizado una labor de zapa, de degeneración y de decadencia de las organizaciones y fuerzas obreras.

En vez de luchar por los trabajadores, los han convertido en sus enemigos, defendiendo intereses antitéticos a los suyos. El obrero blanco y heterosexual europeo ha pasado a convertirse en un opresor, a pesar de que no posee los medios de producción ni explota a nadie. Sin embargo, las minorías son las revolucionarias, aunque algunos de sus miembros sean empresarios y tengan puestos de poder en gobiernos y administraciones. Los dogmas de fe del pensamiento único están definidos, todo el que se oponga o no encaje en ellos es un opresor, un fascista o algo aún peor. Han perdido la perspectiva de clase y el sentimiento nacional [...]

Fascistas

[...] Dimitrov define el fascismo como la dominación autoritaria del la burguesía, señalando a este como <<el poder del propio capital financiero>> y apunta <<que es la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas e imperialistas del capital financiero>>. También lo señala como la fuerza de choque de la contrarrevolución, especialmente caracterizada por su furibundo anticomunismo. Añade que usa una <<demagogia anticapitalista, muy hábil y que llega al poder como el partido del asalto contra el movimiento revolucionario>>

Si bien el fascismo representa los intereses del capital financiero y está a su servicio, utiliza el terror como método principal de dominación, es reaccionario, apuesta por la contrarrevolución, va al asalto a la toma del poder, es nacionalista y chovinista, y tiene, por lo general, un carácter imperialista y anticomunista. Hay una serie de cuestiones a tener en cuenta que solo con esta definición puede llevar a desdibujar el fenómeno a analizar. Es necesario completar las características definitorias del fascismo.

Por supuesto, el fascismo fue un fenómeno de época, como afirman los identitarios. De hecho, tras la llegada de Hitler al poder, se internacionalizó, pero la ideología, e incluso el movimiento político, sobrevivió a ese momento de esplendor o edad de oro del fascismo. Por lo tanto, su definición como fenómeno de época no es válida, pues es muy incompleta, aparte de que no desarrolla un análisis de clase acertado. Mussolini llego a afirma que <<el fascismo no tenía dogma y que era una doctrina en movimiento>>, y con el tiempo se constituiría lo que el propio dictador denominó <<estilo fascista>>.

[...] El fascismo es un movimiento de masas que surge como reacción al avance del movimiento revolucionario tras la Revolución rusa de 1917. Es fruto de la modernidad y, por tanto, tiene diferencias significativas con los tradicionalistas, aunque mantiene el apego por las tradiciones e incluso por la religión. Defiende desde la contrarrevolución y la reacción más agresiva los intereses del gran capital. Tiene un carácter violento y militarista y una predisposición firme de tomar al asalto el poder si es necesario, incluso frente a otros grupos reaccionarios. 

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