Contra el arte y otras imposturas (Chantal Maillard)

El vacío se pone de manifiesto en toda su consistencia en los trazos inacabados o incompletos y en los espacios en blanco en que el receptor se implica. La línea sugerida es continuada por la mente que, como un ordenador, está diseñada para suplir lo que falta rellenando automáticamente lo que percibe incompleto.
De esta manera podemos leer un texto sin percatarnos de que en algunas palabras faltan letras o estén intercambiadas.

No hace falta que un trazo se dé completo para que sea significativo, eso lo saben muy bien, por ejemplo, los dibujantes cómicos y los caricaturistas. Y es interesante comprobar hasta qué punto esta activación de la mente provocada por las ausencias (huecos, espacios en blanco, silencios ) implica al receptor. Cuando la línea es continua, nada tiene que hacer, su atención disminuye, su mirada resbala. Los espacios en blanco, en cambio, provocan la discontinuidad necesaria para que la atención se mantenga.

Esta manera de equilibrar las composiciones mediante espacios llenos y vacíos no nos es del todo ajena. Un ejemplo es el del compás del jazz. Al seguirlo, completamos, con un gesto interior, los espacios que el músico deja vacíos. Los completamos con el ritmo sordo que se imprime, en los huecos, de forma más contundente aún que si se dejase oír. La fuerza de un blues reside en esto.

Se ha hablado de la sugerencia como uno de los principios de la estética china y una de sus manifestaciones del arte del rodeo que los chinos han cultivado. Pero la noción de sugerencia, aquí explica poco. Habríamos de preguntar ¿ qué se sugiere ? Y la respuesta, siempre, sería la misma: sugerir, aquí, significa aludir, y en todos los casos, se alude a lo contrario. Con lo lleno, se alude a lo vacío, con lo vacío a lo lleno. La perfección reside en ese equilibrio.

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